
... que hermosa hueva decían, que hermosa hueva ...
hoy es uno de esos días en que parece que un segundo dura una eternidad, tienes trabajo y lo vas haciendo poco a poco, te entretienes, y cuando miras el reloj solo han pasado unos pocos minutos, en la escuela el profesor esta trance dando explicaciones de un problema al que por más atención que pongas solo escuchas la la la ... blablar al carajo, maldito día, maldita la hora en que el sol se levanto entrando por mi ventana y con sus rallos me arrancó del que podría haber sido el mejor sueño de la semana. En fin, comienza un día más, el teléfono no cesa de joder ¿a caso saben cuando uno está de malas para taladrate los oídos con su interminable "ring, ring"? Buenos días, contesto, ¿se encuentra fulano de tal?, Aquí no trabaja. Ring, Ring, buenos días, perdón, me equivoque, cuelgan al teléfono. Ring Ring - maldito teléfono pienso - buenos días, ahora solo cuelgan. mmm ¿qué no entienden que por más que marquen el mismo número, este no los va a comunicar mágicamente con la persona que quieren encontrar?
En la escuela el maestro se da por vencido con el problema, el grupo es una manada de neandertales en sus primeras etapas de evolución, casi estoy seguro que no se vería la diferencia en vestirlos con pieles y garrotes, en cuanto al vocabulario, son los mismos "huna huna" y "huy huy" solo que mas "fascino". La campana suena, medio día al fin, tenemos un receso de 15 minutos antes de que el siguiente maestro intente inútilmente meter algo de conocimiento a nuestros cerebros en modalidad "seguro contra escritura".
En el trabajo, mantienes, a penas, el equilibrio dormido en la silla, cual artista de circo en la cuerda floja, tras un cabezazo de calibre de futbolista profesional, medio despiertas, mientras te acomodas en la silla volteas a todos lados para ver si alguien te estaba mirando, te frotas los ojos y llegas a la conclusión de que es el momento adecuado para ir al baño a mojarte la cara y de paso comer un bocadillo de media mañana. bajas a la civilización, al cruzar la calle un cavernícola montado en un dinosaurio te grita hasta de lo que no te vas a morir.
De regreso en la escuela vas desconectado de la realidad, escuchas a tus amigos hablar de lo injustos de los jurados de la “academia”, reflexionas, caes en la cuenta de que somos como robotsitos programados para hacer exactamente lo mismo, todos los días, excepto los fines de semana que varían entre ponerce pedo como araña fumigada o estudiar haciendo resúmenes de la libreta entera en tamaños de letra para dejarse ciego o usar microscopio para poder leer.
El resto de la mañana termina sin novedad, salimos del trabajo o de la escuela, nos dirigimos a toda prisa a comer a casa, pues por la tarde, se repite lo mismo que en la mañana.